El hilandero
- El hilandero en Marruecos nos recuerda una incesante alegoría: la habitada, tangible enunciación del hacer.
El hilandero apareció ante mí, en medio del bullicio de los zocos de Fez y del siempre presagioso canto anunciador del almuecín. No en vano utilizo el verbo "aparecer", en el sentido de una mirada que comprende y que nos retroalimenta cada vez. La imagen del anciano era tenue, pero a la vez me poseía con el esplendor del alarido. El arduo y mítico oficio de hilandero es ya un oficio desvanecido o en vías en extinción en occidente. Desde las viejísimas parcas (perversas y juguetonas) tejiendo nuestro destino hasta la resignificación social y política de este trabajo hecha por Gandhi, sin dejar de recordar aquellas asombrosas hilanderas de Velázquez, el emblema continúa su metamorfosis.
El hilandero en Marruecos nos recuerda una incesante alegoría: la habitada, tangible enunciación del hacer.
Manuel Lozano
Buenos Aires, noviembre de 2003
Última actualización: Feb2025 | 505👀

Manuel Lozano desde Argentina
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