Nos necesitamos vivos
con el gozo a flor de piel

Jacinto Prada  |  Bilbao

Revista Pernía  |  Nueva Época

Te robaron el tiempo con mucha arena todavía en tu reloj,
ahogaron tu llama cuando aún quedaba sobrada cera por arder,
te sorprendió la noche teniendo el sol en lo más alto,
se quedó sin agua tu lecho mientras las fuentes de la vida
 borboteaban inútilmente.
Un hachazo seco desangró la sabia que llegaba hasta tus ramas,
quemó una helada  negra la esperanza de tus flores,
tu tronco venerable fue hendido por el rayo maldito,
vimos tus raíces arrancadas de cuajo
por la sinrazón del vendaval.
La mala mar desvencijó tu barca,
llegó por fin esa ola tan temida
que borró tus mejores palabras escritas en la playa,
y tus costas
a las primeras luces del día aparecieron devastadas.
Crujió la tierra a tus pies,
se agrietaron tus paredes maestras
y por fin te desplomaste.
Quedaron tus ojos sin mirada,
una maldición reventó para siempre tus sentidos,
te faltó el aire necesario para sentir que estabas viva,
perdieron el pulso los latidos enamorados
de tu corazón.
Olvidaste en un instante
que tenías brazos y manos para amar:
ataron tus sueños a un encefalograma plano,
y se vio tu alma envasada al vacío.

Anda sobrada esta humanidad doliente de machos alfa
y precisa con urgencia hombres omega 3. 0
Es preciso sin más dilación
dejar de jodernos, para amarnos,
mutar los genes retorcidos del odio y del dominio
por nuevas proteínas de  ternura y consonancia.
Nos necesitamos vivos
con el gozo a flor de piel,
el alma en carne viva
y con toda nuestra entidad humanada
y entera de pies a cabeza.