El verdugo Mengele
Le apodaban "El ángel de la muerte".
Se calcula que entre 1943 y 1945, decretó la muerte de 380.000 personas. Consideraba el campo de exterminio de Auscwitz como un inmenso laboratorio. Se había marcado dos metas: probar científicamente que los hebreos son una raza inferior y crear una raza superior, íntegramente aria. Los niños eran su hobby, pero tenía que atender también a las tareas administrativas, como las selecciones para las cámaras de gas. Nada mas bajar del tren los deportados desfilaban ante el doctor Josef Mengele. Una ojeada y un gesto rápido de un dedo indicando a la derecha o a la izquierda. La derecha significaba vivir, la izquierda morir. A los viejos se les enviaba de inmediato hacia la izquierda, junto con los niños que no parecían adecuados a los experimentos de laboratorio. Mengele se dedicaba a esta labor de una manera rutinaria, con gran frialdad, silbando fragmentos de óperas. Las selecciones de muerte comenzaban a las cinco de la mañana. Ante cada una de las 28 barracas estaban en pie las mujeres, desnudas. Algunas caían de rodillas ante él, implorando, pero el doctor Mengele no conocía la piedad.
Ojos sacados de las órbitas y colocados en una mesa-vitrina; niños diseccionados en vivo, mujeres encinta a las que se dejaba morir de hambre para comprobar la desnutrición en el feto. Hombres sumergidos en piscinas llenas de bloques de hielo para verificar cuánto tiempo podrían resistir antes de morir congelados.
Y todo parece un pequeño ejemplo del amplio muestrario de experimentos científicos realizados por el doctor Mengele, jefe médico del campo de Auschwitz.
Ojos sacados de las órbitas y colocados en una mesa-vitrina; niños diseccionados en vivo, mujeres encinta a las que se dejaba morir de hambre para comprobar la desnutrición en el feto. Hombres sumergidos en piscinas llenas de bloques de hielo para verificar cuánto tiempo podrían resistir antes de morir congelados.
Y todo parece un pequeño ejemplo del amplio muestrario de experimentos científicos realizados por el doctor Mengele, jefe médico del campo de Auschwitz.
Fuente: "Los grandes enigmas de la Historia", editorial Planeta
Imagen: Mein Última actualización, Ene2025 | 370👀
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Una auténtica vergüenza en la historia de la humanidad... Pero lo peor es que haya gente que siga negando esta paret negra de nuestra historia
ResponderEliminarCarpe Diem
Espero que se pudriera dolorosamente. Individuos como este no merecen ni el aire que respiran...
ResponderEliminarUn saludo Froi.
No hay cosa más peligrosa que un tonto con poder y si además es un psicópata, el resultado es aberrante.
ResponderEliminarSalu2
Uf, qué mal rollo esta gente. Un abrazo, amigo. Y razón tiene Markos
ResponderEliminarDebemos hacer público datos y casos como éste para que la historia no se olvide ni se repita.
ResponderEliminarEnhorabuena por el post.
Un abrazo amigo!
Mongolo, sería más propio
ResponderEliminarFroilán, realizas un crudo corte de bisturí en frio sobre nefastos momentos de nuestra historia. Por más tiempo que transcurra, relatos como éste parecen sólo escapados de la literatura negra de ficción.
ResponderEliminarUn saludo.
Estoy con cosecha, que en la actualidad hayan quienes lo nieguen es demencial.
ResponderEliminarMira que llamarle "ángel" aunque sea de la muerte... manda h.....!
Gracias Froilán.
Besets.
Estoy borracho perdido. ¡Ya me entendéis!
ResponderEliminarPero veo que me seguís y procuraré darme una vuelta por vuestros blogs en cuanto ponga a punto aquello.
Gracias por vuestra visita. Es un incentivo para seguir peleando.
Rodolfo, la cuarta pata para el banco de Adolfo.
ResponderEliminarY no sólo estas atrocidades hay que recordar´y denunciar, sino también otras que no lo parecen tanto, como el robo de niños de republicanos españoles. Habría que leer los informes de Vallejo-Nágera para Franco.
Juan Carlos, no entiendo porqué insinúas "...que no lo parecen tanto...". A mi entender el robo de niños es una atrocidad en igual medida, en cualquier lugar del mundo donde se manifieste.
ResponderEliminarLo que ocurre es que aquí estamos todos respondiendo al artículo de Froilán.
Un saludo.
Creo que son dos cosas distintas, aunque ambas cargadas de dramatismo. Y en eso coincidís ambos. De esos niños hablaremos también en su momento.
ResponderEliminarGracias a los dos por comentar aquí.
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