Hospital para perros

Comunican de Budapest que los tribunales de dicha capital acaban de dictar un fallo que se presta a muchas consideraciones. La señora Juana Popelka, que no tenía herederos forzosos entre sus parientes, al morir dispuso en su testamento que toda su cuantiosa fortuna se destinase a la construcción de un hospital-refugio para perros desgraciados. Los parientes impugnaron el testamento, alegando que antes que los perros estaban ellos, que bien aperrados vivían. La alianza Mundial para la Protección de Animales, por su parte, tomó la defensa de los derechos de los perros. El pleito ha durado diez años, y los tribunales han decidido que la mitad de la fortuna de la señora Popelka pase a sus parientes y la otra mitad a sus herederos caninos. 

Hemeroteca | 11 Noviembre, 1929