Una Sociedad para la eutanasia
En 1935, el Dr. Kilick Milard fundó en Londres la Sociedad para la Eutanasia.
Ineke Stinissen, holandesa de 47 años entró en coma por un error médico y así vivió más de quince años..
Dice una escritora poco conocida, Nina Yomerowska, que me remite su libro desde México: "Encontrar placer en hablar de enfermedades es ya en sí una enfermedad". No obstante, en este caso concreto, son los afectados los primeros que nos piden una muerte serena, sin sufrimientos físicos. Yo creo que cuando un enfermo está sufriendo y su mal es irremediable, se le debe ayudar a bien morir en vez de obligarle a mal vivir. Platón afirmaba en su libro "La República": "Establecerás en el Estado una disciplina y una jurisprudencia que se limite a cuidar de los ciudadanos sanos de cuerpo y alma; se dejará morir a quienes no sean sanos de cuerpo". Allí no se recoge nada sobre el grado de la enfermedad, pero entiendo que era ya una introducción (severa, si se quiere) a la eutanasia.
En 1935, el Dr. Kilick Milard fundó en Londres la Sociedad para la Eutanasia. Hace veinte años, en 1990, se avivó la polémica cuando Jack Kevorkian ayuda a una mujer a suicidarse y al dia siguiente lo confiesa en el New York Times. La mujer se encontraba en las primeras etapas del mal de Alzheimer.
Ineke Stinissen, holandesa de 47 años entró en coma por un error médico y así vivió más de quince años.. Ellzabette Bouvia, joven de 26 años, aquejada desde el nacimiento de una parálisis cerebral espástica, ve denegada por el Juez de un condado de California su demanda de que se la deje morir de inanición. En España es muy conocido el caso de Ramón Sampedro, tetrapléjico desde muy joven que encontró la muerte como una liberación a la tragedia por la que estaba pasando. "Estás en el Infierno". "No me resigno a llevar esta vida miserable"...
Eso dijo Sampedro y, acaso, si esta forma de pedir la muerte es un suicidio para la mayor parte de la sociedad, el suicidio no sólo debería estar permitido sino organizado. Ya que uno no escogió su vida, por lo menos que pueda escoger su muerte.
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Mejor seguir a Sampedro que a Platón en este asunto. La idea de Platón está más cerca de Hitler que de otra cosa.
ResponderEliminar@Paco, Se agradece la matización. Que es evidente que no deseamos la muerte de nadie, sino que cada persona pueda elegir la muerte que desea en casos como los que exponemos en la entrada.
ResponderEliminar¿Como va esa novela?
Un abrazo
Yo estoy de acuerdo con la eutanasia, es tan triste nacer sin pedirlo, vivir sin vivirlo, al menos que podamos morir como deseemos...
ResponderEliminarBesotes de lindo fin de semana Froi,
Estoy con mi vecino Paco. También, con lo que dices en el último párrafo.
ResponderEliminarSobre Kevorkian y su supuesta, digamos, filantropía, parece que hay bastante que decir y no todo son flores.
Ah: genial la viñeta de Romeu.
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