No hay medidas para mejorar la vida de los ciudadanos de a pie

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La Unión Europea ya no disimula, va directamente al capitalismo más voraz, sin remilgos, sin prejuicios, sin moral. Cuantos más trabajadores dispuestos a ocupar un puesto de trabajo, mejores cartas para la jugada del empleador. Un padre y/o una madre de familia que tiene a sus polluelos esperando en el nido con el pico abierto no pone reparos al sueldo ni al horario, porque sabe que detrás de sí hay miles o millones de parados esperando aceptar cualquier trato. Por su parte, el sindicalismo de los últimos tiempos ha dejado mucho que desear, ha pedido por pedir y tiene la mano metida en todas las tartas. Sin credibilidad y sin seguidores poca lucha puede capitanear.

Elisa Docio Herrero