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La puerta

(I.2) Simbología arquitectónica


Se identifica con la puerta de la ciudad que permitía la entrada a la Jerusalén celestial, cuya reproducción era el edificio del templo. Por esta razón, en el rito de consagración de una iglesia, las puertas se denominaban puertas de la ciudad. La personificación de la Justicia está sentada en un trono cuyo respaldo aparece como una entrada abierta a través de la que se puede ver el cielo azul y su forma arquitectónica recuerda la portada de un templo con las puertas abiertas. La puerta sirve de referencia al Antiguo Testamento. Simboliza la decadencia de la antigua alianza que Dios pactó con los israelitas y que ha sido superada mediante la nueva alianza de Cristo, de quien es su símbolo (“ Yo soy la puerta; el que entre a través de mí se salvará”, Juan 19,9). Así pues, la puerta está abierta para todos aquellos que crean y lleven una vida justa. Es la representación y símbolo de la puerta hacia el paraíso que está abierto para los justos.



Por esta misma razón, la entrada principal se sitúa a poniente, de manera que el fiel, una vez cruzado el umbral del espacio sagrado, se encamina hacia el este, dirige sus pasos hacia la luz, simbolizando así el transcurso de su vida entera sin perderse en las tinieblas. De esa orientación se benefician también las horas litúrgicas con los distintos oficios religiosos para cada una de ellas, pues por la mañana es iluminado el ábside, durante el día el costado meridional y al atardecer la fachada occidental, quedando siempre el costado septentrional en sombras.

En el Antiguo Testamento, la puerta servía de tribunal a los ancianos (“ Aborreced el mal, amad el bien y defender la justicia en la puerta de la ciudad”, Am. 5,15) y en la edad Media, el tribunal que decide sobre la Vida y la Muerte, era denominado “tribunal de sangre” y el lugar donde se ejecutan sus sentencias, así como sus códigos, “piedras de sangre”, como la túnica de Cristo en el Juicio Final.
Entras a través de la Puerta. El pié que adelantas, inicia una toma de decisión. Ianus = yâna = vía ("Yo soy Vía, el camino de salvación...").

Respecto a la bifrontalidad de Jano, cuando son tres las caras del triple tiempo, apunto que en términos simbólicos (y de eso sólo se trata) se explicaría porque entre el pasado que ya no es y el porvenir que aún no es, el rostro que mira al presente, no sería ninguno de los dos visibles, sino invisible, ya que el presente, en su manifestación temporal, sólo sería un "instante inasequible".

La Puerta: lugar cargado de profundo simbolismo y punto de entrada a la peregrinación por el interior del templo desde la oscuridad de poniente a la claridad del ábside (físicas y simbólicas). " Ante las puertas de tu iglesia estoy y no me libro de los malos pensamientos. Pero tú, ¡ oh Cristo Dios! que justificaste al publicano ( Mt. 9,9-13) y te compadeciste de la cananea (Mt. 15,25-28) y abriste al ladrón las puertas del Paraíso (Lc 7,37-40) y a la hemorroisa (Jn 8, 43-48)..., pero yo, miserable, que me atrevo a recibir todo tu cuerpo, no sea arrojado al fuego" (San Juan Damasceno).

En la Edad Media, las puertas del templo eran ungidas con aceites crismales el día de la consagración. Se recitaba tres veces el salmo "Attollite portas, principes, vestras, et elevamini portae aeternales, et introibit Rex gloriae", para dejar paso a Dios, el Rey de la Gloria, transfigurado en Júpiter, costumbre heredada de los generales romanos y etruscos. El obispo era el primero que traspasaba las puertas; exorcitaba la puerta con una cruz diciendo:" Ecce crucis signum, fugiant phantasmata cuncta".

Su función es dejar pasar o cerrar el paso. Por ella entran los iniciados, los salvados por la sangre de Cristo (Heb 10, 19-20). Pasar la puerta es algo definitivo: es entrar en la Pascua, el paso a la vida eterna. " Yo soy la puerta de las ovejas; si uno entra en mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto" ( Jn 10, 7-9).


De nuevo, recurro a la palabra escrita en la piedra, que mejor que cualquier exposición actual, nos orientará. Es otra orla de crismón, sobre la puerta y explicando su significado a quien va a cruzarla. Esta vez en Santa María, de Santa Cruz de la Serós, cercana a Jaca: "+IANVA SVM P-PES-P PER ME TRANSITE FIDELES FONS EGO SVM VITE PLUS ME QVAN VINA SITITE VIRGINIS HOC TEMPLUM QVIS(QVIS) PENETRARE BEATUM" : "Yo soy la puerta. Por mi pasan los pies de los fieles".

Última actualización, Ene2025  | 1237👀



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