Buenas son mangas después de Pascua
Advierte este refrán que lo útil siempre viene bien, aunque venga tarde. Como don Quijote preguntase a Sancho qué rica joya le había dado Dulcinea en albricias, según era costumbre en los caballeros y damas andantes darlas a los escuderos, doncellas y enanos que les llevaban nuevas, Sancho le contestó que esa buena usanza debió ser en los tiempos pasados, puesto que Dulcinea no le dio a él más que un pedazo de pan y queso, por las bardas del corral, y aun por más señas era el queso ovejuno. Díjole entonces don Quijote : «Es liberal en extremo, y si no te dio joya de oro, sin duda debió de ser porque no la tendría allí á la mano para dártela; pero buenas son mangas después de pascua, yo la veré, y se satisfará todo.»
Cervantes escribe el refrán de la misma manera que se halla en las colecciones del Marqués de Santillana y del Comendador griego. En la de Zaragoza se nota esta pequeña variante que desluce algún tanto la frase:
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