Aquel día de agosto de 2012 resultó un poco agridulce. Mientras me dejaban confinado en la habitación con un triste bol de pienso, ellos se pegaban un opíparo desayuno en la sala del Parador.
Y se tomaron su tiempo en visitar su Torre del caracol con artesanía mudéjar
disfrutando de su interesante contenido pictórico.
Ganas me dieron de vengarme y denunciarlos por maltrato ante la policía local, pero al llegar a la Plaza Mayor del Ayuntamiento se me distrajeron con un templo construido en 1182 que llamó su atención.
Con cabecera poderosa, el templo de San Juan del Mercado presenta un ábside dividido en tres secciones en cada una de las cuales se abre ventana rasgada de doble arquivolta con imposta a la altura de los cimacios y bajo los ventanales que parece anillarlo. Los absidiolos laterales, con una sola ventana pero de estilo similar al central. De sus tres portadas, la meridional es la más trabajada y, protegida por portal, presenta tres arquivoltas que apoyan sobre estatuas-columnas ( que no cariátides) con tres profetas a cada lado.
cuya primera arquivolta interior es la única figurada con escenas de Herodes, la Matanza de Inocentes y el Sueño de los Magos.
En el tímpano, la Epifanía con Melchor genuflexionado a punto de arrodillarse.
Mochetas curiosas sostienen el tímpano con clara referencia a los evangelistas Lucas
y Mateo.
La portada septentrional más sobria.
Y la occidental con tres arquivoltas y arco interior con motivos animales.
Capiteles de arpías y vegetales, el interior tiene aire gótico con arcos apuntados y bóvedas ojivales.
Y tanto trasiego, tras descansar en la terraza a refrescarse el gaznate, no se si fue el efecto del vino o el alzheimer galopante de mi mascota se demostró dejando olvidado su eterno sombrero blanco de palma. ¡ Menudo cabreo!. El día entero echado por alto. Gimoteos y quejidos por las esquinas que nos hacían la vida tan imposible, que tuvimos que acabar haciendo una colecta parar regalarle un nuevo y poder seguir avanzando.
¡Señor, señor, qué cruz la mía y sin mercado donde poder venderlo!
Tu viaje a Benavente, llega de manera natural a nuestra bitácora el 22 de diciembre, que es el día vinculado a la suerte. Suerte la nuestra de disfrutar cada martes de los recuerdos que va tejiendo desde su edén. Aprovecho para desearte una navidad tranquila, sin reuniones, sin excesos, con la familia justa, mientras viajamos por el maravilloso románico de este país a veces tan maravilloso, a veces tan excéptico. ¡Feliz Navidad a tí y a tu mascota por esa ternura que palpita entre bambalinas!
ResponderEliminarSuerte la tuya que no aguantaste a mi mascota, Froi. A mi, que me encanta "Ver las cosas dos veces", imagino que ése estará dudando cómo pasar la Navidad, si bien o en familia. Lametones.
Eliminarjajaja muy buena conclusión Mongui!! me encanta tu punto de vista. Besitos
ResponderEliminarNo me digas, Laura, que el día que nos dió con el dichoso sombrero no era para venderlo a él en lugar de comprarle otro. Lametoncitos en la nariz.
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