Nunca como ahora

No estaría de más -me dice- hablar del respiro que nuestro Norte y sus recursos están proporcionando al turismo en tiempo de pandemia. Y así era, porque en poco tiempo los pueblos de la montaña se llenaron de gente. No se puede ni soñar. Fue acabar de decirlo y entrar la peste. La pandemia de la que aún no hemos salido victoriosos también vino y volvió a retrasar los avances que ya veníamos percibiendo en materia turística. Dos años después, aún con cuidado, parece que vuelve la ilusión. De momento, en la mayoría de los casos, no será para vivirla, como ansiamos nosotros, pero no cabe duda que mucha gente vuelve su mirada a la paz de nuestros pueblos, al románico y a nuestra montaña. Aunque no lo expresen, están ahí y se nota. Son pocos ingredientes pero enormemente sugerentes, que nos ayudarán a conocer muchos de estos pueblos y el milagro de mantenerse en ellos sin las debidas atenciones de nuestros gobernantes. No estaría de más matizarlo un poco, ordenarlo, corregir donde se pueda, de manera que, quienes están no se vean invadidos y quienes vienen no sólo encuentren la paz que buscan, sino también los servicios que funcionan, los templos abiertos, las carreteras en buen estado.

José Luis Medina Gallo, que tiene su madeja en la Majada de Onda Cero, lo exponía bien claro en su momento al defender la permanencia de la oficina de la Seguridad Social en Cervera que nos han suprimido a la chita callando. Todo lo que se promete, que implica mejoras en los servicios, no se cumple. Nos van suprimiendo servicios a tal de ir mejorando. Y no pasa nada. Lo tienen ya hilado desde lejos. Y no debemos permitir que se pierdan más cosas.