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En Alba con Valentín

Mientras elabora un cigarrillo con el tabaco de liar, y después de recordar nuestros años primeras de Bachiller, cuando los padres te despedían con lágrimas y tú derramabas las tuyas sobre el hombro de algún compañero comprensivo. Valentín Presa acepta -no sin ciertos reparos- entrar a formar parte de esta sección, fiado siempre de mis buenas intenciones. Unos meses atrás se había visto desbordado por el caso de la escolarización de su hijo Pablo. En algunas instancias trataron de arreglarlo ofreciendo dinero, pero Valentín dijo que no, que él únicamente quería una escuela para su hijo Pablo. Un comentario en el programa de Iñaki Gabilondo desborda el asunto puesto sobre la mesa y comienzan a lloverle cartas y paquetes, cuando Valentín lo único que pedía era una escuela.


Valentín Presa | Ganadero | Alba de los Cardaños
Norte de Castilla, lunes, 28 de 0ctubre de 1996

Le pregunto por su época en la Universidad. “Me tocó una época de muchos cambios, pero conservo también buenos recuerdos. Quizá, una de las situaciones que viví con mayor intensidad fue las manifestaciones antinucleares. Recuerdo que una saga de estudiantes palentinos llevaba como lema una teta y un pene de cerámica y gritaban: «polla y teta sí; nucleares, no». Al final, siempre había palos.”
"Un día recapacité y me di cuenta que mi medio de vida podía ser la montaña. Después de la mili, que hice en Sevilla, me vine a Cascón de la Nava, donde se estableció mi familia, y allí fui aprendiendo cosas. Pero aquél no era mi sitio. Un día llegue hasta Alba, y un poco a lo loco, a lo mejor por la edad, me lancé a la aventura consciente de que mi futuro era éste.

-Usted ha dicho, a raíz del problema de la escolarización que le surgió con su hijo Pablo, que aquí estamos dejados de la mano de Dios. ¿Esto es un infierno? "No, tampoco es eso. Somos muy pocos. Somos pocos votos. Fuera del bar protestamos poco. Oficialmente no existe un colectivo que nos apoye en serio y al mismo tiempo falta conciencia de que existan esas carencias que realmente existen. Primero te quitan el maestro, después la escuela, luego se marcha el cura y el médico, que dice que viene siempre y cuando los aboneros se erradiquen del pueblo.”

A la gente que tenga idea de venir se lo ponen muy difícil. Lo afirma una familia que decidió vivir en ella y que fueron experimentando en sus carnes todas esas carencias de las que hablaba Valentín hace 30 años.







LA MADEJA

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2 comentarios en el blog:
J. Javier Terán dijo...

Otro de tus relatos del pasado, trasladado al hoy actual, enmarcado de nuevo en un pueblo de nuestra Montaña Palentina, tratando el mismo mal endémico que viene ensombreciendo su futuro al ir quitando servicios y desapareciendo sus habitantes. No obstante, el relato hay que seguir defendiéndolo, aun a pesar de que ya se conozca; porque quien ama a su tierra por encima de todo, como es tu caso, Froilán, cualquier resquicio para sacarlo de nuevo a la luz, es aprovechado a condición. Saludos.

Alfonso Santamaría dijo...

Valentín Presa, otro personaje de interés, que sufrió de la construcción del embalse de Riaño en 1987, que provocó que 9 pueblos se quedaran bajo sus aguas y que los vecinos fueran desalojados por la fuerza, imágenes míticas que vimos en TVE, y de las que seguro fue protagonista Valentín Presa y su familia. Aspirante a psicólogo se convirtió en ganadero en Cascón de la Nava, un pueblo nuevo que surgió para alojar a los desalojados de Riaño, y se fue después a Alba de los Cardaños, consciente de que allí estaba su futuro, pero fue testigo de como se fueron quedando sin maestro, sin escuela y sin médico. El futuro de Cardaño y del norte palentino era tan negro como el de las minas cercanas de carbón, no es de extrañar cuando “en Palencia, mucha gente ignoraba que en el norte había montaña”, al menos en 1996.

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