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Antruido, nuestro tiempo de Carnaval


Tiempos estos próximos, en el calendario y en el ámbito festivo, de lucha por todo lo alto entre Don Carnal y Doña Cuaresma, pugnando por conquistar cada cual para su causa, el cuerpo y el alma de las personas, cada uno de ellos empleando sus artimañas más precisas en una guerra que, aunque incruenta, ambicionará al final una cierta dosis de poder; finalizando el Miércoles de Ceniza y toda la cuaresma posterior, con el triunfo de ésta, Doña Cuaresma; no sin antes haber tenido también Don Carnal sus batallas victoriosas en torno al “Domingo gordo” y al “Martes de Carnaval”.


”Antruido-Carnaval-Palencia”
Sombrerero loco de Alicia en el País de las Maravillas | Lápices de colores
@Paqui González del Castillo

Total, un pacto entre caballeros al parecer, donde cada cual tendría sus momentos alternativos de victoria y su mandato sobre el otro. En aquellos años, los chavales de Velillas del Duque, empero, desconociendo todo esto, sí conocíamos lo práctico, y sabíamos que estaba próximo a llegar el tiempo del antruido, como lo llamábamos en el pueblo; y que teníamos que ir pensando ya en cómo le organizaríamos. Así que, recordando un poco cómo había acabado el del año anterior, sopesábamos los pros y los contras y pergeñábamos a grandes rasgos el del año actual que, en esencia, no distaría mucho del anterior. Si acaso, la novedad consistiría en ir buscando la casa que nos aderezase convenientemente las viandas que en la tarde-noche del martes de carnaval recogeríamos de las generosas dádivas de los convecinos en nuestro recorrido por el pueblo; debidamente disfrazados, eso sí, con viejas ropas al uso, tratando de buscar un poco la hilaridad y otro poco la confusión entre las buenas gentes de Velillas, que ahí estaba el motivo alegre de la celebración. Las ganas que le poníamos por parte de los chavales a esta tarde-noche del martes de carnaval eran muchas, y no cejábamos en el empeño hasta encontrar una casa que nos quisiese cocinar los productos obtenidos en el recorrido por el pueblo llamando puerta por puerta. Y ello a pesar de que, en ocasiones, a la hora de referirnos motivos para no organizarnos aquel año la cena, encontrábamos respuestas de muy variado contenido; aunque ninguna como aquella que nos aseguraba que el año en el que en el calendario carnaval cayese en miércoles, nos prepararían en aquella casa la cena. Y claro, nosotros, dentro de nuestra ingenuidad de chavales y en el fragor de la búsqueda de la casa que nos quisiese organizar el antruido, nos marchábamos tan contentos. La decepción vendría luego cuando en nuestras casas nos dijeron que eso no iba a ocurrir nunca, porque el martes de carnaval siempre ocurriría en martes, lógicamente.

Anécdotas aparte, que siempre nos proporcionaban largos y gratos momentos para comentar entre nosotros, y que han traspasado incluso el recuerdo de aquellos años, el martes de carnaval, era una tradición que los chavales teníamos muy a gala en nuestro Velillas del Duque; pues cada año nos proporcionaba sonados momentos de alegría y camaradería, aparte de poder degustar una gran cena, pues Don Carnal había ganado a Doña Cuaresma, al menos temporalmente.





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6 comentarios en el blog:
Alfonso Santamaría dijo...

Tiempos de recuerdo de tus carnavales que te llevan a tu pueblo para revivir aquellos años llenos de felicidad, sobre todo el martes de carnaval, pocos recuerdos tengo de aquellos años, a no ser del “domingo tortillero” que celebrábamos en Villalón de Campos, pero lo que se dice carnavales, no les he vivido, ni les vivo, pero considero que es una fiesta auténtica de España, sin influencias americanas, como otras, y que tú nos relatas en forma de cuento, haciendo muy atractivo leer tus recuerdos carnavaleros en tu querido Velillas del Duque.

Froi dijo...

Leo hoy en el Diario de Soria que uno de los pueblos de la provincia, Espejón, se prepara para vivir este uno de marzo, una vuelta a la tradición popular que ha permanecido en el olvido 90 años.
Magnífico este ejercicio tuyo de recuperar la memoria de aquellos carnavales en Velillas del Duque. Gracias, Javier. Buen día.

FGC dijo...

La verdad es que yo tengo pocos recuerdos del carnaval, si mal no recuerdo estuvieron prohibidos entre 1937 y 1977, entonces mis mayores recuerdos se remontan al miércoles de ceniza, que nos hacían salir de la escuela por la mañana, con lo cual estábamos muy contentos por esa pequeña salida, todos en fila y nos imponían la ceniza en la frente durante la misa. Después he conocido que es una fiesta antiquísima, de origen pagano, "Intruido" se remonta a la palabra latina "introitus" que significa principio o preludio, de la primavera, lo cual me lleva a pensar que es una fiesta pagana que se trató de encajar con las celebraciones religiosas de Semana Santa, y así surgió la batalla de Don Carnal y Doña Cuaresma tan bien relatadas por el Arcipreste de Hita. Hoy día , al menos aquí en España son muy conocidas las de Canarias y Cádiz, pero también las de mis paisanos en Ciudad Rodrigo, donde el toro es protagonista indiscutible. Tengo entendido que en numerosos pueblos se han vuelto a recuperar las fiestas y con ellas figuras y tradiciones que fueron importantes como las que nos relatas.

FGC dijo...

En el comentario anterior me refería a "Antruido", no "Intruido" fue una errata, perdón.

Teo Revilla Bravo dijo...

"El sombrero loco de Alicia" de Paqui González del Castillo, una maravilla.
Yo, particularmente, no soy de carnavales. Nunca me gustó mucho el disfraz, el cambio de imagen, la fiesta gozosa en torno a ello, pero sí considero que puede ser necesario y necesaria: las gentes tenemos necesidad de lanzar los platos al aire de vez en cuando como una inversión simbólica de la realidad .
Espléndido el artículo.

J. Javier Terán dijo...

Agradecido por vuestros comentarios: Alfonso, Froi, FGC y Teo Revilla, tan oportunos al respecto de mi relato sobre los Carnavales de aquel entonces en un entorno completamente rural, donde se hacía lo que se podía, sin pasarse de la raya, pues su prohibición al exterior estaba claramente manifiesta. Aún así, la cena del martes de carnaval en comandita no faltaba en la casa de algún vecino del pueblo, que graciablemente se prestaba a proporcionarnos la infraestructura necesaria para poder cocinar las viandas que habíamos recolectado en las diferentes casas del pueblo. Un agradecimiento especial a Paqui por prestar su pintura para el tema del relato. Saludos.

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