Un Camino hecho de nieve
Saltamos de alegría en medio de aquel campo nevado
Era invierno y, debido a la crudeza en aquel entonces, los caminos no estaban en condiciones óptimas de ser transitados a pie, aunque este Camino fuese el de Santiago, donde los peregrinos a veces deben luchar incluso contra los elementos más exaltados de la naturaleza.
Para la primera etapa del tramo elegido dentro de la parte final ya del Camino, salimos del albergue de peregrinos con las primeras luces del alba, portando sobre nuestras respectivas espaldas aquellas pesadas mochilas y, como el cielo ya apuntaba maneras, provistos de nuestros respectivos chubasqueros. Subiendo uno de los páramos, de pronto el cielo se oscureció y comenzó a descargar una copiosísima nevada sobre nosotros y los campos por los que atravesaba el Camino, cubriéndose bien pronto todo a nuestro alrededor de un blanco impoluto que, si bien dejaba ante nosotros unas imágenes impactantes, nos apresuramos a inmortalizar con nuestra cámara de fotos, pronto vimos que la senda se borraba y nos quedaba en medio del campo, a medio camino entre el albergue del que habíamos partido y el de la próxima localidad de destino. En medio de aquella incertidumbre, de pronto a mi amigo se le encendió una bombillita en su interior y recordó el momento en el que preparábamos nuestras mochilas y el comentario que hicimos de incluir una brújula en el equipaje; y a ella nos aferramos, emprendiendo de inmediato su búsqueda como locos entre los elementos de las mochilas, aunque no recordábamos el lugar exacto en el que la habíamos depositado. No cesamos en nuestro empeño y, al fin, logramos dar con ella en uno de los bolsillos laterales. Nos abrazamos y saltamos de alegría en medio de aquel campo totalmente nevado, que ya había perdido todos sus límites entre finca y finca y borrado cualquiera de los caminos existentes en aquellos alrededores. Con la alegría asomando a nuestros rostros y entonando una vieja canción del pasado, mi amigo y yo continuamos nuestra marcha orientados en todo momento por aquel instrumento de navegación que encaminaba nuestros pasos en la dirección adecuada. Nadie más caminaba detrás de nosotros, sólo la huella de nuestros pasos marcados sobre la nieve daban fe de nuestra presencia en aquel territorio; hasta que, de pronto, descubrimos que delante de nosotros se podían percibir las huellas de unos pasos que la nieve, -que seguía cayendo con fuerza-, no había logrado borrar en su totalidad. Y decidimos apresurar el ritmo de nuestro caminar en aquella misma dirección, donde ya comenzaba a percibirse, aunque bastante difuminada todavía, la silueta de unas cuantas construcciones que cada vez se iban presentando más cercanas ante nuestros cansados ojos. Supimos entonces que aquella primera etapa del Camino, -dura y a prueba de elementos meteorológicos-, finalizaría en breve.
Luego, frente a la chimenea del albergue, vendría el momento de comentar nuestra aventura con el resto de peregrinos allí alojados.
SOBRE ESTA BITÁCORA

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Buenos días Froilán
ResponderEliminarUn relato con suspense el de hoy de Javier Terán. Naufragando en la nada con unos años en los que prima la aventura como aventura, sin preparación y sin valorar imprevistos. El final, feliz, como en los cuentos infantiles. Y con la intriga de no desvelar el albergue de acogida peregrina. Un excelente cuento corto.
Muchas gracias, Antonio, por tus palabras, que me agradan sobremanera. El albergue es imaginado, claro, porque se trata, como dices, de un pequeño cuentecillo totalmente inventado. Agradecido por tus comentarios siempre. Saludos.
EliminarMe pregunto Javier si es real este relato, o es producto de tu prodigiosa imaginación. A mí me parece más imaginativa que real tu aventura para recorrer un pequeño tramo del Camino de Santiago, lo has hilado bien y el invierno está presente con esos chupiteles o carámbanos que muestran en la fotografía norteña. Solo falta saber el tramo del camino recorrido y los albergues.
ResponderEliminarPues dices bien, Alfonso, el relato es totalmente inventado, así que no está ambientado en ningún tramo en particular del Camino; por lo que puede ser cualquiera de ellos; aunque yo más lo situaría, por lógica, en algún tramo del Camino a su paso por nuestra provincia, faltaría más....!. Agradecido por tu comentario, Alfonso. Saludos.
EliminarDicen, y yo lo creo también, que no hay enemigo pequeño. La nieve era un enemigo silencioso, sobre todo en nuestra zona, alrededor de nuestro puerto de Piedrasluengas. Y decían, y no se equivocaban, que con la nieve no hay valentías que valgan. Es un relato, puede ser has cierto, pero cuando nieva fuerte, como decía la canción que se hizo tan famosa, "En Camasobres, la nieve borra todos los caminos..." Buen día, Javier.
ResponderEliminarUn bonito añadido, Froilán, a mi relato, con la nieve siempre por el medio. Desde luego, que la nieve lo borra todo y es difícil saber por dónde te mueves. Y en el Norte provincial lo saben muy bien, sobre todo en otros tiempos del pasado; aunque no ha mucho, unos pocos años atrás, la nieve provocó sus más y sus menos y para abrir rutas en algunas carreteras hubo de traerse máquinas especiales. Así es la nieve. Saludos.
EliminarPor un momento me ha parecido estar en el Polo Norte y aquellas gentes que anhelaban llegar hasta allí sin perderse y sin congelarse en el intento. No sé si sabes el dicho aquel que dice: "estás más perdido que Amundsen" que surcaba esos caminos de nieve perpetua del Polo Norte e incluso de la Antártida. Qué peligrosa es la nieve, pero qué bellos paisajes proporciona.
ResponderEliminarMuchas gracias FGC por tus palabras hacia mi relato y por adornarlo de esa forma tan especial. Sí, sí había oído ese dicho sobre Amundsen. Claro, aquí en mi historia la cosa era más sencilla, no llegaba a tanto como será en el Polo Norte; pero nuestros protagonistas pasaron un mal rato hasta que lograron caminar en la dirección correcta; y lo consiguieron. Saludos.
Eliminar¡Qué texto tan evocador y lleno de vida! Me ha gustado mucho, y te explico por qué.
ResponderEliminarEl relato tiene una capacidad increíble para transportarte al escenario: ese campo nevado, el Camino de Santiago en invierno, la lucha contra los elementos y la sensación de aventura que impregna cada palabra. La descripción del entorno es tan vívida que casi puedo sentir el frío, el peso de las mochilas y la emoción de ese momento en que encuentran la brújula. Me encanta cómo lograste capturar la mezcla de incertidumbre y esperanza que define una experiencia como esa, especialmente en frases como "saltamos de alegría en medio de aquel campo totalmente nevado" o "la alegría asomando a nuestros rostros y entonando una vieja canción del pasado". Esos detalles le dan un toque humano y cálido que contrasta maravillosamente con la crudeza del invierno.
Además, el texto tiene un ritmo muy natural. Empieza con una introducción que sitúa al lector, luego avanza con la acción y termina con una promesa de calma y reflexión junto a la chimenea, lo que deja una sensación de satisfacción. La idea de las huellas en la nieve como único rastro de presencia humana me parece poética y simbólica, casi como si el Camino mismo estuviera vivo, guiándolos a pesar de todo.
En resumen, me ha gustado mucho. Es una historia que transmite esfuerzo, camaradería y esa satisfacción única que viene de superar un reto en la naturaleza. Sea como sea, tanto si es una experiencia personal como si es inventada está muy bien escrito.
Salud, Froilan. Te invito a visitar mi blog y comentar si es posible. Tu opinión es valiosa para mí.
Saludos!
Marcos, soy Javier Terán, el autor del relato; muy agradecido por tu estupendo y detallado comentario hacia mi relato aquí en Curioson. Has ido desgranando cada uno de los párrafos y dejando constancia de lo que te iban sugiriendo paso a paso, y me ha gustado cómo lo describes. Y, en especial, cuando dices que el relato te ha conseguido situar en el escenario que el mismo describe. La historia no es personal, sino que es totalmente inventada de principio a final; aunque con un marco que pretende desenvolverse en la provincia de Palencia.
EliminarPor cierto, cuál es tu Blog?, para poder leerte. Saludos.
Excelente. Todo bien, salvo que no soy yo el autor. Es mi colaborador y amigo Javier Terán, que seguro que le encanta tu comentario. De todos modos pasaré a hacerte una visita mañana, que tu blog es excelente y ofrece una información muy interesante. Un abrazo.
ResponderEliminarPues dices bien, Froilán, un estupendo comentario que me ha encantado, leer lo que Marcos me ha escrito al respecto. Una perfecta descripción paso a paso de los párrafos más significativos de la historia que narro. Saludos.
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