Shaw nació en Dublín el 26 de julio de 1856, en una familia pobre y protestante. Escribió cinco novelas que fueron rechazadas por los editores. Socialista notable, destacado miembro de la Sociedad Fabiana, los biógrafos aseguran que buscaba la transformación de la sociedad a través de métodos no revolucionarios. El trabajo periodístico ejercido durante sus primeros años, comprendía desde la crítica literaria y artística hasta colaboraciones sobre temas musicales que firmó, entre 1888 y 1890, con el pseudónimo de Corno di Bassetto. Vegetariano convencido después de leer a Lester y antagonista de deportes crueles por el resto de su vida.

En el célebre levantamiento de Pascua, Shaw abogó en contra de la ejecución de los líderes rebeldes, pero por esa historia que a veces se nos escapa, tuvo también sus derrapes pidiendo a los científicos la invención de un gas "que mate instantáneamente y sin dolor", que se creará diez años después en Alemania y servirá para matar a millones de judíos. En la argumentación de su defensa por apoyar el nazismo de Hitler y el fascismo de Mussolini, explica que les apoyó porque "hacían cosas, no se quedaban sin hacer nada como los gobiernos democráticos", y aunque renegó del nazismo, porque Hitler lo había desfigurado tanto, ahí le quedó ya para siempre ese estigma. Quizá de aquellos tiempos, venga el convencimiento de esta frase.