Jacinto Prada  |  Bilbao

Revista Pernía  |  Nueva Época

Fuiste pronunciada por los labios agrestes de la sierra
como un empeño imposible,
como un vagido
acosado por el zodiaco total.
Empujaste tu existencia hacia adentro,
hasta el centro
denso y tenso.
Todos creyeron tu muerte:
La buena tierra, el agua y el sol;
el viento que te sembrara -¡también!-
olvidó tu nombre.
Era tu carne nervio
y nervio tu mirada verde-cenicienta
y tu cuerpo se apretaba, se ceñía, se abreviaba
como un beso puro nervio
Atadura de dos fuegos.
Dejarretó el invierno la peña:
intrusa sobre puntillas
infiltraste entre las grietas
tus sueños inacabables de nidos y de palomas.
La noche desnuda
se bañaba entre las cosas
a luna partida,
a silencios ciegas.
Hubo un vacío en el tiempo.
Curvaste tus lomos…
Después
todo fue un rechinar de quebrantamientos.
Al contemplar hoy tu tronco  centenario
y tu garra deformada
he pensado en mi estatura,
la que mido hacia adentro.

Ultima actualización, Ene2025 | +178👀

Jacinto Prada  |  Bilbao

Revista Pernía  |  Nueva Época

Jacinto Prada  |  Bilbao

Revista Pernía  |  Nueva Época

Se enreda la luz en los almendros
y una música que sabe a romero y mariposa
se ha pegado en el lomo de mis libros.
Algo inmensurable y frágil se presiente
más allá de los límites del viento,
al igual que el sueño y la esperanza
en pecho adolescente.
No  quiero apretar con la mirada
tanta luz y tanto viento
por miedo a que las ascuas del deseo
me quemen hasta los dedos del alma.   
Un olor a pasos y sonrisas
se agazapa detrás de cada hoja:
hojas emborronadas con signos matemáticos,
hojas de mi cuaderno
en que dibujo el perfil de mis zapatos.
Romperé la frontera de cristal
a golpes de primavera:
es preciso que estremezca la intemperie
las cuartillas de mi mesa,
que el misterio se haga espera
y la espera florezca en la sorpresa.
El minúsculo tictac de mi reloj
ha quebrado el silencio encuadernado en mis carpetas.
En mi boca ya no cabe
tanto sueño y tanto grito,
en mi garganta se agolpan
todos los cantos de ayer
y todas las penas de hoy.
Ya no puedo esperar más:
romperé la frontera de cristal
a  golpes de primavera.

Nos necesitamos vivos
con el gozo a flor de piel

Jacinto Prada  |  Bilbao

Revista Pernía  |  Nueva Época

Te robaron el tiempo con mucha arena todavía en tu reloj,
ahogaron tu llama cuando aún quedaba sobrada cera por arder,
te sorprendió la noche teniendo el sol en lo más alto,
se quedó sin agua tu lecho mientras las fuentes de la vida
 borboteaban inútilmente.
Un hachazo seco desangró la sabia que llegaba hasta tus ramas,
quemó una helada  negra la esperanza de tus flores,
tu tronco venerable fue hendido por el rayo maldito,
vimos tus raíces arrancadas de cuajo
por la sinrazón del vendaval.
La mala mar desvencijó tu barca,
llegó por fin esa ola tan temida
que borró tus mejores palabras escritas en la playa,
y tus costas
a las primeras luces del día aparecieron devastadas.
Crujió la tierra a tus pies,
se agrietaron tus paredes maestras
y por fin te desplomaste.
Quedaron tus ojos sin mirada,
una maldición reventó para siempre tus sentidos,
te faltó el aire necesario para sentir que estabas viva,
perdieron el pulso los latidos enamorados
de tu corazón.
Olvidaste en un instante
que tenías brazos y manos para amar:
ataron tus sueños a un encefalograma plano,
y se vio tu alma envasada al vacío.

Anda sobrada esta humanidad doliente de machos alfa
y precisa con urgencia hombres omega 3. 0
Es preciso sin más dilación
dejar de jodernos, para amarnos,
mutar los genes retorcidos del odio y del dominio
por nuevas proteínas de  ternura y consonancia.
Nos necesitamos vivos
con el gozo a flor de piel,
el alma en carne viva
y con toda nuestra entidad humanada
y entera de pies a cabeza.

Jacinto Prada  |  Bilbao

Revista Pernía  |  Nueva Época

Dos gotas de sudor,
un olor a música de picas,
el dolor de un hachazo…
Después toda la tarde se hizo senda
y la vereda, un jadeo.
Siempre los mismos pasos:
la piedra negra y dormida del arroyo,
los espinos del atajo,
las ranas allá en el Soto…
Todas las cosas iguales y sin tiempo en los relojes:
solo las penas amanecen con el alba
y muere la esperanza
al chirriar el clavijo en el postigo.
Y la rueda girará y girará como antaño,
como  ayer y como hoy:
desflorarán la mañana todas las puertas del pueblo,
habrá besos recientes en los morrales de siempre,
y una alegría muy grande en cada bota.
Y una vez más los pasos,
y las risas,
y los sueños,
y las dudas y los miedos
buscarán al sol tras la majada.
Cuando ardan los troncos primeros  en la hornilla
y las viejas chimeneas descorchen la madrugada,
anidarán los presagios en las tocas,
las mozas ceñirán sus sienes con temores
y estrujará la congoja los pechos de la esposa.
Y habrá mañana y tarde,
más gozo, más angustia y más espera,
cada día más arrugas en la frente
y las rodillas más flacas.
Tal vez una tarde
se borren todas las sendas
y una puerta no salude a la mañana:
en el pozo se amasaron
sangre, sudor y lodo.

Jacinto Prada |  Bilbao

Revista Pernía | Nueva Época, 2019 

Ojalá lo más razonable sea vivir a tontas y a locas.
Ojalá la cuadratura del círculo sea probable.
Ojalá el siglo XXI sea el siglo de las luces…de cruce
Ojalá una sola golondrina haga primavera.
Ojalá sintamos la vida tan gustosa que nos parezca que está de muerte.
Ojalá el sexo sea cómplice del seso.
Ojalá que la luna de Valencia no salga en las noches de vino y rosas.
Ojalá sea bien visto tener viruelas a la vejez.
Ojalá dar el coñazo y tocar los cojones sea viceversa y placentero.
Ojalá al poner blanco sobre negro aparezca el arco iris.
Ojalá los políticos se canten las cuarenta sin hacer renuncios.
Ojalá levante la cabeza el padre de los desheredados de la tierra.
Ojalá los hombres aprendan a llorar y las mujeres no lo olviden.
Ojalá que cuando os toquen la fibra no la tengáis sintética.
Ojalá los asesinos comiencen por sí mismos.
Ojalá los negros puedan blanquear su suerte.
Ojalá las pulgas dejen en paz a los perros flacos.
Ojalá el sexo de los ángeles valga la pena.
Ojalá que todos los tiros salgan por la culata.
Ojalá los adinerados se vean obligados a vender los duros a cuatro pesetas.
Ojalá los machistas las pasen moradas.
Ojalá que los que dan gato por liebre experimenten que donde las dan las toman.
Ojalá el mundo se vuelva tan loco que decida cambiar cañones por mantequilla.
Ojalá la Justicia ponga a cada uno en su sitio y todos los sitios sean dignos.
Ojalá a pesar de todo sea a lo mejor.
Ojalá la Iglesia se dedique exclusivamente a estar a Dios rogando y renuncie a andar con el mazo dando.
Ojalá nos duela Alepo y la Cañada Real y La Mina y el vecino del 3º 1ª.
Ojalá a los avariciosos les den por el saco.
Ojalá los desfavorecidos tengan una ascua para arrimar a su sardina durante el duro invierno.
Ojalá las energías renovables avancen contra viento y marea.
Ojalá las aguas pasadas de molino tengan carácter retroactivo.
Ojalá la posverdad sea mentira flagrante.
Ojalá los vampiros se hagan mala sangre.
Ojalá dar de comer al hambriento no sea una obra de misericordia sino de justicia
Ojalá hubiera un dios para el que todos los pueblos fueran elegidos
y con derecho a Tierra Prometida.
Ojalá el amor no tenga cura y sea mortal de necesidad.
Ojalá los xenófobos tengan que salir por patas.
Ojalá los tarjeteros de las black sepan lo que vale un peine.
Ojalá el calentamiento global nos requeme la conciencia.
Ojalá los obispos no metan mano en cosas de mujeres.
Ojalá en la carta de placeres además de la teta de novicia figure el muslo de monje.
Ojalá que los que dan tanta guerra se MUERAN…de vergüenza.
Ojalá los ricos y los camellos pasen por el ojo de una aguja.
Ojalá Hacienda seamos TODOS, los de siempre y algunos más.
Ojalá que los pobres se mueran también cuando les toque, no antes.
Ojalá que a nadie falte lo poquito que es imprescindible para ser feliz.
Ojalá se haga la luz y 2019 sea un Año Nuevo.

Hay una fuerza interior indescriptible que me lleva a navegar por el placentero mar de la escritura y allí mi barco pierde el rumbo y mi mano ya no es mía y mi espíritu se transforma y mi ser percibe la sensación de ser “el otro”: el que escribe.