Economista de profesión, fue un autor muy prolífico y famoso en euskera. En sus primeras obras amplió la temática de los libros escritos en vasco tocando los temas de la opresión social, los conflictos laborales y la lucha contra la tiranía y el abuso de poder. Desde el primer momento fue un claro defensor de la lengua vasca unificada. (batua)Iñaki Anasagasti, lo recuerda en el primer Consejo de administración de EITB, como representante, junto a Karmelo Garitaonandia de la entonces Euskadiko Ezkerra y en una de sus visitas a la residencia "Reina de la Paz", ahora desaparecida, le extraña su simpatía por el PP asegurando que le encontró tenso y agrio. "Me dio pena. No era aquel Xavier Gereño que habíamos conocido". No obstante, me quedo con esta frase del parlamentario vasco: "Gereño era un buen compañero y un tipo original.' Tenía un coche viejo que en el suelo tenía un agujero por donde se le colaba el agua cuando llovía y en lugar de repararlo se ponía unos pantalones de plástico. El hombre era un gran euskaltzale".

Por su parte, Iñaki Ezquerra le recuerda como integrante del Movimiento Cívico del País Vasco, que se funda a finales del pasado siglo, junto a Eduardo Chillida, Juan Carlos Eguillor, el periodista Luciano Rincón y algunos futbolistas del Athletic y de la Real Sociedad.

Desde que escribimos juntos la novela "Rueda de traficantes" (inédita), nuestra amistad fue creciendo. Durante algún tiempo, casi a diario, nos reuníamos para enfocar aquella historia de acción trepidante, él con los diálogos, yo con la narrativa, adaptando muchos de los giros que se le iban al euskera, su lengua habitual; aprendiendo uno de otro, reconociendo siempre, amigo Anasagasti, más allá de las tendencias políticas de cada uno, a un hombre excepcional en el más amplio contexto de la palabra. Recuerdo que, hace un año, en Abril de 2010, le llevé a Durango, donde habló de las personas mayores, la vida en las Residencias, a un grupo de jóvenes que cursaban geriatría. Y todos quedaron gratamente sorprendidos por aquel Xavier, tan activo e implicado siempre en la Cultura. Yo acudía a visitarle periódicamente, me pedía consejo sobre las películas que él programaba para los domingos, me enseñaba los últimos escritos... siempre quería presentarme a la directora y a las trabajadoras sociales. Y cuando coincidíamos con alguna les hablaba de un escritor muy bueno y famoso que se llama Froilán... Jajaja Yo procuraba evitarlo, porque yo no era famoso, ni quería serlo. Mientras caminábamos por aquellos patios, él cada vez con pasos más pequeños, yo pensaba en una vejez como la suya, con un lugar para escribir mis historias y una biblioteca para seguir aprendiendo. "Quienes hemos ingresado aquí teniendo hijos lo hemos hecho porque les queremos mucho y queremos seguir teniendo buena relación, y que no sufran lo que nosotros hemos sufrido atendiendo a nuestros padres. Aquí vivimos más de trescientos y los médicos suelen decir que, en otras circunstancias, la mitad no existiríamos...

A mi no me importa morirme en cualquier momento. Con 81 años no puedo esperar vivir mucho. Se trata de morir con dignidad, sin andar con la cabeza trastornada."