Habíamos pasado los días primaverales de finales de marzo y comienzos del mes de abril de 2010 romaniqueando con todo el grupo visitando Navarra y las Cinco Villas aragonesas cuando, a la vuelta y retirada de cada mochuelo a su olivo, se encapricha mi mascota en desviarse a la localidad zaragozana de Luesia.

En justificación a su extraño antojo, durante todo el trayecto desde Sádaba a Luesia no paró de darnos la vara exaltando el interés del templo de San Salvador que, aunque tras la reforma que mandase hacer en el siglo XVI el arzobispo maño, Hernando de Aragón, y que afectó a la nave y al ábside norte que fue eliminado para destinarlo a sacristía haciendo desaparecer la estructura románica del interior, todavía conservaba destacados elementos románicos de su fábrica exterior del siglo XII y hasta una interesante cripta. Por tal de no oírlo, llegamos al lugar y aparcamos en la parte más alta del pueblo, junto al castillo y a los pies del templo mientras el cielo se teñía de nubarrones preocupantes.


Salir del coche y ponerse a llover es decir poco: era diluviar. Empapados y sin encontrar un alma en la calle que nos pudiera facilitar el acceso al templo por la que estaba cayendo, dieron una ronda temeraria por su exterior teléfono móvil en mano ante la imposibilidad de poder utilizar la cámara fotográfica. Sólo les dio tiempo a repasar el muro sur, donde se incrustó una antigua portada, actualmente cegada, de cuatro arquivoltas con arcos que descansan sobre columnas con capiteles esculpidos con vegetales


excepto uno historiado


en cuya interpretación pocos se ponen de acuerdo, pues mientras para unos es una Anunciación con dos ángeles, para otros sería María con sus padres Ana y Joaquín.


¿Y por qué no una Asunción?


En todo caso y con la meteorología tan adversa, no les fue posible obtener fotografías con detalle y mayor calidad, por lo que os ruego disculpas en nombre de esta mi mascota humana a la que supliqué en vano que ni siquiera hiciese esta entrada de tan fútil importancia, pero alegó en su descargo que en una Guía de templos románicos no podía faltar la mención de este templo para dar oportunidad a los amantes del arte sacro de no dejar de visitarla. Y mientras esto decía, la radio del coche repetía un insistente estribillo: 

Este precioso pueblito palentino lo descubrí en 2010. Lomilla ya figuraba en el Libro de las Behetrías como lugar solariego de pertenencia, por mitad, al abad de Aguilar de Campoo y a la abadesa de las Huelgas en Burgos. De ahí, que podamos encontrarlo referenciado como Lomilla simplemente, o como Lomilla de Aguilar.

Su templo, consagrado a San Esteban, es pequeño, rural. Una sola nave y ábside semicircular con tramo recto como es habitual. Se construye en varias etapas que van desde el siglo XII su portada, en el XIII la nave y ábside y posteriormente la espadaña. Sacristía, en el XVII, por lo que nuestra atención no se dirigió al interior sino a la parte más románica y original.

En el exterior, la portada románica de cinco arcos de medio punto con dos capiteles lisos.


Mucho trasiego en el templo demuestra el desgaste del tranco de entrada.


La mayor decoración del templo reside en sus cimacios por encima de los capiteles. Flores cuadripétalas con botón central.


Canecillos en perfil de proa de nave



Figuras antropomórficas de la recurrente mujer con serpientes,


Liebre,


Ave con presa


Espiral de ¿caracol?


ábside con dos contrafuertes y vano de medio punto abocinado.


Dos pilas en interior


Y un perrito entre hojas del árbol del Edén que os despide con lamentoncitos hasta el próximo martes.

Última actualización, 14Ene2025 | 494👀

Pocos conjuntos europeos conjugan tan singularmente lo militar y lo religioso. En Loarre, uno de los más señeros casillos hispanos, conviven un singular templo y uno de los castillos mejor emplazados que se conocen.


Iniciado por Sancho Mayor de Navarra y ampliado a partir de 1071 como monasterio románico de San Pedro con canónigos agustinos, fue amurallado en 1287.


No había árabes contra los que combatir o protegerse. Loarre es una residencia de reyes aragoneses que únicamente quieren pregonar su compromiso con la reconquista y la religión. Es de influencia tolosana.


El mirador de la Reina, el homenaje y la pequeña iglesia de Santa María, son restos del castillo, mientras que del monasterio queda el templo con cripta, cabecera con arquerías interiores, cúpulas sobre dobles trompas en el cimborrio y un tramo corto que desemboca con la roca. Tiene reminiscencias mozárabes. Sencilla, de planta rectangular con bóveda de esfera que desemboca en ábside semicircular, se ilumina con vanos de doble derrame.


Desde un alto cerro domina impresionantemente toda la planicie del sur. El núcleo más antiguo de la fortaleza está sobre un elevado peñasco en el oeste, pero en el siglo XIII se rodeó por la parte sudeste con un anillo de muros y diez torres.


Por la situación orográfica, no se reforzó el oeste, pero al este, más suave, los muros causan impresión.

Es allí donde se encuentra la capilla de San Pedro, en el rincón sudoriental de la fortaleza mandada construir por Sancho Ramírez para el monasterio.


Se compone de ábside semicircular,


tramo cuadrado cubierto con cúpula sobre trompas dobles escalonadas y corta nave con pared occidental oblicua


Sobre un zócalo a media altura, trece arquillos y catorce capiteles de Inusual y de extraordinaria riqueza ornamental que, bastante ignorados e inexplicados, fueron objeto de estudio por estos mis mascotas humanas y que os ruego dediquéis un poco de tiempo en leerlas, por su interés.

Para saber más:
⧭ Por su tocado los reconocerás o las metamorfosis de Loarre

GRAN GUÍA TEMPLOS ROMÁNICOS

LLIGORDÁ - [GIRONA]

Templo de Sant Pere